Tanto los expertos en management como los investigadores, coinciden en afirmar que el recurso humano es uno de los intangibles que mayores diferencias puede marcar en las organizaciones, especialmente en salud. De éste, provienen los conocimientos, las habilidades y las destrezas que, combinadas con los demás recursos tangibles e intangibles, generan ventajas competitivas sostenibles.
Los especialistas definen el concepto de gestión diciendo que “gestionar supone coordinar y motivar a las personas que forman parte de una organización (en este caso sanitaria) para conseguir su finalidad”. Este concepto se sustenta en la idea de que los actores de una organización están motivados por otros factores que exceden a la mera remuneración, por ejemplo, su propia historia, la satisfacción personal con el trabajo, la motivación social, el ambiente, etc. Para alcanzar los objetivos de cualquier organización médica o centro de diagnóstico, es importante alinear la gestión de recursos humanos en salud con la estrategia de la empresa.
La centralidad de los recursos humanos en la sociedad de la información o del conocimiento es, incluso, más evidente que antes. A partir de los avances médicos y de la tecnología que innova día a día, los trabajadores de la salud pueden ser considerados como “mediadores inteligentes” e “intérpretes” pues convierten los conocimientos especializados en soluciones a los problemas cotidianos de las personas.
Los pilares fundamentales para la gestión de recursos humanos en salud en base a esta “gobernanza del conocimiento” son:
La transformación de la información en conocimiento: por medio de la capacitación y entrenamiento continuos. La tecnología obliga a renovar la instrucción ante cada innovación que se aplique.
La difusión y reproducción de este conocimiento, que se verifica a varios niveles. El nivel profesional, en el que se publica y difunde los resultados de las investigaciones y los desarrollos de nuevas herramientas (desde el software hasta los medios de contraste y los isótopos). El nivel del mediador, que mencionamos antes, que intermedia en el proceso de comunicación que va del médico al paciente. Y el nivel de intérprete que implica, hacia un lado, el informe al médico y hacia el otro, el trato con el paciente.
Su incorporación por parte de los diversos actores en diferentes ámbitos. Este aspecto involucra la comunicación entre los distintos actores del sistema de salud: las instituciones (hospitales, clínicas, centros de diagnóstico), las asociaciones de profesionales (que muchas veces son las encargadas de regular el ejercicio profesional), los financiadores y, finalmente, el sector público.
En este contexto, la gestión de los recursos humanos en salud es una pieza fundamental para combinar todos estos niveles de una manera operativa y, sobre todo competitiva. Un estudio reciente de la empresa Radiology Business Solutions (RBS), una compañía especializada en la consultoría del negocio radiológico, reveló que en el futuro “tanto en las prácticas rurales como en las urbanas y en todas las sub-especialidades de radiología, los empleadores contratarán a más profesionales entre una selección más pequeña de solicitantes”.
En regiones como la nuestra, que presenta el agravante de la carencia crónica de personal calificado, asegurar que haya suficiente personal disponible con las competencias adecuadas para entregar una atención de salud de buena calidad a la población, se convierte en un desafío.
La falta de personal perpetua y recurrente conduce inevitablemente a problemas de servicio y calidad, lo que genera quejas por parte del personal médico y riesgos potenciales. Radiólogos y equipos quedan sobrecargados de trabajo y por supuesto, muy estresados.
Además, como si no fuera suficiente, se forja un estado de competición que hace que los mejores recursos sean disputados por más de una institución. Eso trae, como consecuencia, una escasez crónica de personal y la necesidad de minimizar el agotamiento, mantener los niveles de servicio y brindar seguridad para la práctica.
Las últimas novedades en telemedicina, como la teleradiología, ayudan a resolver estos inconvenientes.
En Telerad nos especializamos en telegestión, con programas de consultoría que se adaptan a las necesidades particulares de cada organización y lo ayudan a integrar las buenas prácticas en la gestión de un centro de diagnóstico por imágenes.