Una de las palabras que estarán en el anuario del 2020 es, sin dudas, "telemedicina". En tiempos de pandemia tuvo un gran crecimiento y difusión, hasta tal punto que pacientes que hace poco no la conocían, hoy la consideran fundamental.
Gracias a este formato se pudieron continuar tratamientos, sostener fuentes de trabajo y democratizar el acceso a la salud. Pero ¿qué sucederá con la medicina a distancia en la nueva normalidad, a qué disciplinas se extiende y por qué los expertos consideran que llegó para quedarse?
Más que una tendencia, una nueva normalidad
Si bien para muchos resulta una novedad surgida durante la pandemia, la realidad es que la atención médica a distancia es una práctica consagrada que cuenta con trayectoria. Ya en 2016, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se refirió a la telemedicina como una solución.
El mismo organismo aclaró que no sólo presenta beneficios desde el punto de vista tecnológico, sino también desde una mirada cultural y social. También resaltó que la medicina remota “favorece los accesos a los servicios de atención sanitaria” y destacó que contribuye a elevar la calidad de vida de las personas.
El año pasado, Global Health Intelligence había definido que América Latina contaba con el 25% de los hospitales del mundo, la mayoría ubicados en las grandes ciudades. Si se tiene en cuenta que una enorme cantidad de personas en la región vive en zonas rurales, de cara a la prevención de enfermedades, la telemedicina se convierte en una herramienta fundamental.
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Para los habitantes de las zonas rurales, tomar contacto con profesionales de la salud es complicado. Desde la implementación de la medicina a distancia ya se reportan casos de éxito en los cuales la atención y el diagnóstico, en ese sentido, mejoraron sustancialmente. (Fuente: CEPAL)
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Por su parte, este año, la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (FIFARMA) lanzó un comunicado titulado Telemedicina en América Latina durante Covid-19. Desde allí se planteó a esta forma de atención como “una respuesta ágil, necesaria e innovadora” y se afirmó que esta dinámica "nos beneficia a todos".
De acuerdo con la FIFARMA, aparte de las emergencias y consultas de rutina, a través de la telemedicina los pacientes pueden acceder al seguimiento de su caso y el monitoreo de su enfermedad. La institución explica que se trata de un muy buen método para educar a las personas acerca del cuidado de su salud y hasta detectar patologías vía inteligencia artificial.
Con todo este recorrido –y con los avances presentados durante los últimos años–, el diagnóstico parece contundente: el futuro de la telemedicina va en ascenso y se consolidará aún más en la "nueva normalidad".
Teleradiología y telerehabilitación
La telemedicina llega a otras especialidades que van más allá de las consultas ambulatorias. Uno de esos casos es la telerehabilitación, una forma de tratamiento cada vez más difundida. Se trata de "una nueva herramienta médica que permite un acceso casi universal a los pacientes con lesiones". Así está definido en el artículo Telemedicina en procesos de rehabilitación en pacientes con paraplejia bajo el contexto de Atención Primaria de Salud.
El estudio, además, asegura que esta práctica tiene igual o mayor efectividad y seguridad que los métodos tradicionales. También se valoran bondades como la aceptación y la adherencia de individuos que padecen enfermedades neurológicas hacia sus tratamientos.
En relación con la teleradiología, Colombia es un país que avanzó mucho en este tema. En 2010, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) había publicado un informe que daba cuenta de estos progresos. Sucede que en este país hay mucho terreno ganado respecto de la telemedicina, más aún aplicada a la rehabilitación. De hecho, tanto desde el ámbito público como el privado ya existe un sistema de consultas externas de manera remota para esta especialidad.
Según el mismo reporte, el objetivo de estas iniciativas es evitar el traslado de pacientes. Los principales beneficiados son los habitantes de las zonas rurales y anegadas, que se encuentran alejados de los grandes centros urbanos. De este modo, se reducen los costos y se evitan muchas deserciones en tratamientos.
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Sin dudas, la telemedicina aporta muchos beneficios para los pacientes ambulatorios y crónicos, como también para casos de emergencia y para sostener la salud pública. Entre las principales ventajas, se encuentran la prevención, el autocuidado, la participación activa y la desconcentración en establecimientos.
Al momento de evaluar estos avances para la comunidad, cabe recordar las palabras que, en 1999, dijo el prestigioso y recordado René Favaloro: “Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías”.
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El momento para la transformación digital en medicina es ahora. Si quiere saber cómo puede ayudar la teleradiología en su centro de salud, hablemos.
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